jueves, 15 de febrero de 2007

Mecaguen la leche que les han dado a todos.

Vamos a imaginar algo perfecto. Vamos a imaginar una comercial que es comercial porque el mundo es raro. Esa comercial tiene la paciencia del santo job. Además es buena persona y no quiere engañar a nadie. Se cree el producto que vende, y por eso no ve la necesidad de engañar a nadie. Brasea, porque es comercial. Brasea y mucho. Pero no entiende porque los braseados no quieren apoyar un producto que es perfecto.

Es un decir, pero… imaginaros que la comercial soy yo. Imaginaros que os explico con pelos y señales en que consiste mi producto, en el que creo profundamente. Imaginaros que además, mi producto es bastante económico y que lo necesitáis… ¿Porqué coño no querríais mi producto?

Imaginaros que sois comerciales. Imaginaros que os veis en la obligación de brasear para vivir. Imaginaros que cada vez que os preguntan… ¿En qué trabajas? Y contestáis, soy comercial os dicen “yo no podría trabajar en eso”. Imaginaros por un momento que todo el mundo llama “eso” a tu trabajo.

Imaginaros que el producto es publicidad en una revista especializada. Imaginaros que esa revista especializada es una joya.

Imaginaros que por ser comercial, porque el mundo es raro, buena persona, con paciencia, la gente os trata mal. Os engañan para sacar cosas gratis, os mienten, os dan largas, os dicen que siempre están reunidos, no leen vuestros emails –y le dan al no leído y tú te enteras- y luego os piden favores. Y tú se los haces porque crees que así, algún día, ellos van a apoyar tu producto. Imaginaros que por más que tú confías en lo que haces, las cosas no tiran palante. Imaginaros todo esto y encenderéis porque ESTOY MÁS QUEMADA QUE EL PORRO UN OKUPA.

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