viernes, 12 de enero de 2007

POR LLEVAR LA CONTRARIA

Hoy tengo un día de esos majaderos, que me cae mal todo el mundo y que lloro porque quiero... como dicen los de Pastora. No es verdad. No he tenido un día tonto. He tenido un día normal, sin sobresaltos ni alegrías. Un día más. Un día sin inspiración. Un día tan común, tan común, que podría haber sido otro día.
Lo más emocionante que me ha pasado ha sido al levantarme por la mañana. Me he topado con la basura orgánica desparramada por la cocina. No, no estoy loca, ni soy sonámbula... tengo una perra, que si que está loca y es bulímica, porque se ha zampado unos macarrones. Dudé semanas (y digo semanas) en mandar los macarrones a la Universidad de Masachuses o tirarlos... al final decidí tirarlos. La perrucha debió decidir suicidarse y se los comió y lo siento por los transeúntes, pero o me llevo una manguera o con una bolsa no puedo recoger las seudocacas naranjas (del tomate, supongo).
Mientras estaba dilucidando la forma de "arañar" las cacas de la perra (que como va suelta las deposita donde puede), en un momento muy Virginia Wolf me he dicho... joer, vaya mierda de día... y vaya rollo ayer, y que coñazo toda la semana pasada a excepción de la Noche Anciana (que ya es mala folla llamarla vieja a la cara). He concluido que, como ni soy el de la Cuadra Salcedo, ni Carlos Sainz, ni siquiera mi amiga Susi que es capaz de apuntarse a esgrima por no estar sola, mi vida está predestinada a ser un coñazo. He pensado que voy a aprovechar los momentos sosos... y ¿como? pues escribiendo y publicando lo que escribo para que tome la tan ansiada dimensión de lo real (que si se queda todo en mi cabeza, pues es como si no existiera ¿no?) y ¿como? pues abriendo un blog. El plan B era proponérselo a la editorial Planeta, pero soy generosa y no quiero cobrar por aburrir.
En fin, que aquí estoy yo tratando de llenar mi tiempo bobo.

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